Dieta y cáncer de mama

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El cáncer de mama es una enfermedad multicausal, si bien la alimentación juega un papel imprescindible en el cuidado de la salud, debemos tener en cuenta que ningún alimento o dieta puede evitar su aparición, sin embargo, se ha demostrado que los alimentos ricos en antioxidantes protegen a las células de los daños causados por los radicales libres y fortalecen el sistema de defensa, lo que puede ayudar a reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.  

Un dato: El cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres, pero a partir del año 2006, gracias a la detección temprana y opciones de tratamiento, la tasa de mortalidad se ha reducido.

Los antioxidantes son sustancias capaces de retardar o prevenir la oxidación celular. Se encuentran de forma natural en los alimentos y de forma artificial en suplementos dietéticos. Una alimentación rica en antioxidantes no solo evita la degeneración celular, también, previene el envejecimiento prematuro y favorece la salud cardiovascular.

Un dato: El cáncer de mama es menos común en los países donde la dieta es baja en grasa y rica en alimentos de origen vegetal.

Dentro de los antioxidantes evaluados en la prevención de cáncer de mamá se encuentran:

Carotenoides

Hay más de 600 tipos de carotenoides. Estas sustancias son responsables del color rojo intenso de frutas y verduras. La evidencia experimental sugiere que protegen del daño oxidativo de las células. Entre los más comunes se encuentran:

  • Betacarotenos: son sustancias precursoras de la vitamina A, se encuentran en vegetales de color naranja y amarillo brillante como la papaya, el melón, el mango, la zanahoria, el durazno, los pimientos. Mientras más intenso sea el color, mayor es el contenido de betacaroteno.

  • Licopeno: Es un pigmento rojo brillante responsable del color de las sandías, jitomates, guayabas y toronja. Otras buenas fuentes incluyen papaya, zanahorias, espárragos, col morada, pimientos rojos, cilantro y perejil.

  • Luteína y zeaxantina: dietas ricas en estos componentes están asociados con un menor riesgo de cáncer de mama en las mujeres premenopáusicas. Fuentes: col rizada, espinacas, nabos, calabaza moscada, calabaza, paprika, frutas de pulpa amarilla y aguacate (1) (2).

Un dato: De acuerdo a un estudio publicado en The Journal of the American Medical Association las mujeres con niveles altos de licopeno, tienen 22% menor riesgo de cáncer de mama, niveles altos de luteína y zeaxantina 16% y de betacaroteno 17%.

Vitamina C

La vitamina C es un micronutrimento que se encuentra en la mayoría de las verduras y frutas crudas, una de las mejores fuentes de esta vitamina es la guayaba. Altas dosis de vitamina C sugieren un papel potencial en la prevención y el tratamiento de cáncer de mama.

A considerar: La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) no ha aprobado el uso de dosis altas intravenosas de vitamina C para tratar el cáncer.

Vitamina E

La vitamina E es un poderoso antiinflamatorio y antioxidante relacionado en la prevención de cáncer pues ayuda al organismo a combatir los radicales libres que dañan las células. Principales fuentes: almendras, nueces, semillas, aguacate y aceite de oliva.

Lignanos

Funcionan como antioxidantes y eliminadores de radicales libres. Son considerados fitoestrógenos, químicos de las plantas que mimetizan la hormona estrógeno. Se encuentran en alimentos ricos en fibra como verduras y frutas con cáscara, granos enteros, leguminosas, nueces y semillas, especialmente en la linaza y bebidas como el té negro y el verde (3) (4).

Apigenina

Se trata de un flavonoide contenido en alimentos como apio, perejil, cilantro, espinaca y otras hierbas como menta, manzanilla, regaliz, albahaca, orégano y tomillo. De acuerdo a un estudio de La Asociación Americana de Científicos Farmacéuticos, la apigenina puede inhibir el crecimiento en las células de cáncer de mama aunque se necesita más investigación para determinar su verdadera eficacia (5).

OJO→ El cáncer de mama es curable si se detecta a tiempo.

Ningún alimento por sí solo es responsable de la cura o prevención de enfermedades. Si bien los alimentos y la salud mantienen una estrecha relación, factores como genética y estilo de vida influyen directamente en la salud de las personas.

Pasos a seguir:

  1. Mantener un peso saludable, principalmente en la postmenopausia.

  2. Tener actividad física regular, por lo menos 30 minutos diariamente.

  3. No fumar.

  4. Consumir -al menos- cuatrocientos gramos o cinco porciones de verduras y frutas diariamente.

  5. Evitar abrir muchos paquetes al comer, optar por una alimentación basada en productos naturales.

  6. Limitar el consumo de alimentos quemados o ahumados.

  7. Procurar proteínas de buena calidad y bajas en grasa.

  8. Moderar el consumo de embutidos (jamón, salchichas, chorizo, tocino).

  9. Prescindir del consumo de alcohol y bebidas azucaradas.

  10. Autoexplorar los senos una vez al mes y realizar anualmente una mastografía después de cumplir los 40 años de edad.

Este texto lo escribí para Menú de El Universal.